Mérida, 27 Jul. (ntmx).- Las autoridades estatales y municipales unieron esfuerzos para evitar que los juegos y juguetes tradicionales yucatecos terminen en desuso entre las nuevas generaciones que ahora dedican casi todas sus horas de juego a las consolas y tabletas.

El jefe de la Unidad Regional de Culturas Populares de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Carlos Gómez Sosa, expuso que desde el año pasado unieron sus esfuerzos con el municipio para realizar el “Primer Encuentro de Juegos Tradicionales”.

Ese primer encuentro se realizó en el marco de la Feria Tunich, que organiza el ayuntamiento y que en esta edición vuelve a ser la sede del “Segundo Encuentro de Juegos Tradicionales”.

Indicó que en el evento se busca que los niños y sus familias jueguen la “kimbomba”, “el tinjoroch”, el trompo y la chácara.

“Son parte de los juegos que jugamos nosotros como niños y que hoy como adultos vemos que ya son muy pocos los niños que los juegan, Los propios artesanos de Dzityá que fabrican juguetes tradicionales como el trompo, yoyo y baleros nos comentan que ya no los venden como antes”, anotó.´

El problema, continuó, es que esos juegos y juguetes son sustituidos por los videojuegos y las tabletas que si bien pueden entretener al menor, sin duda lo aíslan del mundo exterior y no promueven la convivencia con otros niños e incluso con su propia familia.

“Está probado que el exceso de videojuegos perjudica los procesos de aprendizaje de los niños, limita sus capacidades creativas y su imaginación, por ello no queremos que desparezcan los juegos y juguetes tradicionales que precisamente hacen todo lo contrario, estimulan la capacidad de aprender y la imaginación”, afirmó.

En el encuentro se enseña a los niños como fabricar sus propios juguetes tradicionales y las reglas para jugarlos con otros niños y sus papás y “vemos que muchos papás ni siquiera saben cómo jugar, pero cuando ya saben cambia por completo su perspectiva porque estos juegos exigen destreza y concentración”, detalló.

El llamado “tinjoroch” es un artefacto fabricado con una tablita de madera delgada y cortada en forma circular, a la que se le hacen dos orificios en el centro para introducir un metro de hilo de henequén.

Esa actividad recreativa se practica de manera individual o en equipos de dos a cinco personas y el reto es girar el juguete el mayor tiempo posible evitando que se detenga antes que el del contrario.

A su vez, la “kimbomba” está hecha de un trozo de madera cilíndrica que mide de 10 a 12 centímetros, con puntas cónicas y un palo del mismo material de 35 centímetros de largo y 2.5 centímetros de ancho.

El juego consiste en trazar un círculo y dentro de él un cuadrado, ahí se coloca el artefacto para luego ser “bateado” por el jugador.

El trompo se juega con la tradicional pieza de madera dura en forma de pera con una punta de metal y en su parte superior tiene una especie de cilindro chato llamado espiga, donde se enrolla el hilo.

Para lograr que gire se envuelve el cordel desde la púa hacia la espiga y luego se lanza al suelo con un movimiento brusco.

La chácara es similar al juego conocido como el “avioncito”, en el que se dibujan en el suelo cuadros que van del uno al 10 y es en este último donde se hace un gran círculo y los jugadores deben lanzar un objeto en los números e ir avanzando a saltos hasta completarlos todos.

La idea es que ese encuentro forme parte de la oferta permanente de la Feria Tunich que año con año se realiza en la comisaría meridana de Dzityá con recursos e infraestructura del ayuntamiento.

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