El Cenote Sagrado es tal vez el más imponente de todos los elementos que integran Chichén Itzá. A este gran depósito de agua se debe el nombre de la ciudad, pues Chichén Itzá significa "boca del pozo de los itzaes". El nombre "cenote", por su parte, derivó del vocablo ts'onot, denominación maya de estos antiguos pozos naturales. El gran Cenote Sagrado mide 50 metros en su diámetro norte-sur y 60 en el oriente-poniente. El agua, verdosa y densa, comienza a unos 20 metros debajo de la orilla.
Con respecto a los famosos sacrificios humanos, se sabe que, originalmente, las ofrendas fueron de joyas y objetos. Luego comenzaron a arrojarse doncellas, mancebos guerreros e incluso niños, a fin de mantener viva una profecía según la cual regresarían vivos. A un lado están las ruinas de un edificio que fue adaptado como baño de vapor o temascal, que servía para la purificación de quienes serían sacrificados después. También se anexó una plataforma que sobresalía del borde, de donde serían arrojadas las víctimas.
En el fondo del cenote se han encontrado huesos humanos y numerosos objetos de oro, cobre, jade, jadeíta, incienso de copal, tela y cestería.