Es difícil precisar que este edificio haya sido destinado precisamente a ser un mercado. Sin embargo, su aspecto lo sugiere: es una gran plataforma de 80 por 15 metros, que consta de un cuadrángulo de columnas o pilares redondos alternados con pilastras que originalmente sostuvieron un techo de bóveda. Cuenta el mercado también con un patio interior de 17 metros por lado, en el que existen 24 columnas, las más altas de la zona.
En este monumento, que también corresponde al segundo período de la ciudad militarizada (entre 1200 y 1350 d.C.), hay una plataforma adosada cerca de la entrada central del pórtico, que muestra ornamentaciones de serpientes emplumadas y algunas molduras. En la base desfila una procesión de guerreros.
Por lo que se puede apreciar, las columnas sostenían un techo de material perecedero. Al igual que en las Mil Columnas, se considera que los frisos restaurados en el Mercado permiten tener una percepción menos amenazante que los jaguares y serpientes del Templo de los Guerreros. Ésta es la razón por la que se ha pensado que en esta zona el uso de los edificios se convirtió de ceremonial a utilitario.