Esta residencia, de las pocas que todavía sirven como casa-habitación, se encuentra sobre la principal arteria del centro de la ciudad: la calle 60.
Dueña de una majestuosidad peculiar, gracias a sus amplios jardines con fuentes y plantas y su excelente estado de conservación, la mansión pertenece al período del porfiriato y fue construida siguiendo la tendencia del renacimiento francés. La planta inferior tiene tres arcos ligeramente deprimidos, sostenido por esbeltas columnas neoclásicas. En la planta alta hay balcones y un minarete que mira al sur.