Cuando los españoles llegaron a estas tierras, se sorprendieron al encontrar un pueblo que hacía del comer un gran acontecimiento. Con la fusión de dos culturas, la maya y la española, surgió un mestizaje culinario que se fue enriqueciendo a lo largo de los siglos con elementos árabes y franceses, creándose una nueva gastronomía de una gran diversidad y excepcional refinamiento. A través de su abanico de aromas, exóticos sazones y extraordinarios colores, abre un mundo de exquisiteces al que la pruebe. La sopa de lima, la cochinita pibil, los papadzules, los salbutes, los panuchos, el pescado tikin’xic, el queso relleno, el dulce de papaya, los merengues y los atropellados de coco son sólo algunos de los manjares cotidianos.
Para las celebraciones, se elaboran guisos especiales como el mucbil pollo, un tamal que se hornea bajo tierra durante los días de Todos los Santos, o el relleno negro y el escabeche oriental, siempre presentes en las bodas.