Está situada al noroeste de la ciudad, enclavada en lo que actualmente es el hermoso y tradicional barrio residencial o colonia Itzamná y que en otros tiempos fue una población maya con el mismo nombre, encabezada por el cacique Itzam Pech y formada por la tribu de los Pech. Al llegar la civilización europea, este grupo se retiró al distante pueblito de Chuburná, hoy también conurbado.
Se cuenta que a don Andrés Chan, un mestizo con fortuna y fiel cristiano, se debe la construcción del cuerpo de esta ermita, en cumplimiento a una promesa que había hecho, a principios del siglo XVIII.
La iglesia, que cuenta con amplio y arbolado atrio, fue inaugurada en 1710, construida como la prolongación de una primitiva capilla abierta o “de indios”. Ya en el siglo XX fue renovada en la década de los años 60 para adecuarla a las necesidades del Concilio Vaticano II.
En el interior destaca la imagen de delicada talla que preside el presbiterio y representa en bulto a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, venerada en el templo desde 1927.