La orden hospitalaria de San Juan de Dios, o teatinos, tuvo en Mérida un hospital al norte de la Catedral, en terrenos facilitados por don Gaspar Juárez de Ávila y su mujer, doña Isabel de Cervantes. El hospital contaba con una capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario, que fue costeada con limosnas de los fieles y que terminó de construirse el 18 de mayo de 1562; sirvió de Catedral mientras ésta se construía.
Permaneció bajo el cuidado de los frailes hasta 1821, funcionando como enfermería municipal por 40 años más, hasta que se destinó, durante el porfiriato, a ser albergue del Seminario Conciliar. En 1915 fue expropiado y derruido todo el hospital, con la única permanencia del edificio de la capilla, que actualmente alberga al museo de la Ciudad.