Esta construcción es sin duda una de las más peculiares en el mundo maya prehispánico. Conocida como el Caracol, por su forma de espiral, este edificio es una gruesa torre circular asentada sobre una plataforma.
Su base se apoya, a su vez, en una plataforma rectangular, decorada en la parte superior por una cornisa de esquinas redondeadas. Curiosamente, su forma es muy semejante a la de los observatorios modernos, y consta de tres estructuras superpuestas: tiene una base interior circular alrededor de la cual se edificó otro basamento. El segundo cuerpo de la torre se sitúa sobre la cornisa de la anterior. Ostenta un friso que tiene, sobre cada una de las puertas, un mascarón del dios Chaac y un personaje sentado, rodeado por un marco de plumas y serpientes. En el tercero y último cuerpo aún puede verse una serie de aberturas o ventanas que permitían observaciones astronómicas.
Desde aquí, los observadores mayas estudiaban el cosmos y formulaban predicciones. En los días equinocciales, todavía es posible observar el alineamiento de los astros en las aberturas o ventanillas de esta obra maestra científica y arquitectónica.