Según la leyenda, el Enano construyó en una noche el gran palacio que identifica a la vieja ciudad maya. Al día siguiente, una vez muerto el viejo rey, el Enano prometió una nueva serie de monumentos, entre ellos un palacio para la vieja abuela.
Esta pirámide debió ser muy imponente por su altura, en el punto más alto de Uxmal, que sustentó en sus tiempos de esplendor dos airosas torres y un templo superior, construido probablemente entre los años 500 y 700 de nuestra era. De las torres, sólo se mantienen en pie los restos de una, en forma de crestería, y del templo apenas quedan señales en lo alto del basamento, que desde lejos puede ser confundido con un cerro.
Con respecto al nombre de la Casa de la Vieja, se sabe que al visitar Stephens las ruinas de Uxmal, en el siglo XIX, al pie de la pirámide todavía se encontraba una tosca escultura femenina identificada ahora con una representación de Tlazoltéotl-Toci, diosa náhuatl de la tierra y la vegetación. Sin embargo, los vecinos del lugar la identificaron como la vieja hechicera, de manera que el investigador estadounidense siguió la costumbre y la bautizó así.