Mérida, 21 Mar (Notimex).- La importancia de los fenómenos arqueoastronómicos en los equinoccios y solsticios radica en que para los mayas antiguos, eran momentos que marcaban una división del tiempo en periodos iguales, estableciéndose un ritmo del universo vinculado a los cultivos y la vida misma.

Para el arqueólogo e historiador, Indalecio Cardeña Vázquez, los mayas intentaron señalar esos momentos, ese ritmo del cosmos, con la construcción de algunos edificios orientados hacia los astros: el Sol, la Luna, las estrellas y los planetas.

En entrevista con Notimex, indicó que por ello, seguir desde ahí esa secuencia del paso de una estación a otra mediante fenómenos de luz y sombra, habría sido fundamental para su agricultura, religión, política, guerras, esto es, para la totalidad de su vida.

“El sitio arqueológico de Aké es un ejemplo de ello. Construido a lo largo de un eje norte sur; tiene la desviación característica aproximada de 11 grados hacia el noreste, que presentan muchas zonas arqueológicas de Mesoamérica y que estaría correspondiendo a una orientación equinoccial”, mencionó.

Afirmó que “los edificios que muestran esa orientación habrían sido edificados para marcar el comienzo de los equinoccios”.

Los edificios de Aké presentan una orientación con la salida y la puesta del Sol en los equinoccios de primavera y otoño, así como una alineación interna de varias de sus estructuras, que a su vez estarían vinculadas con tres importantes constelaciones mayas: Tzab, Ak y El Fogón.

Asimismo, indicó el especialista, algunos de los edificios de Aké, como el Palacio de las Columnas, entre otros, muestran una interrelación que podría estar representando en el sitio algunas de las constelaciones mencionadas.

Esas constelaciones hacen referencia a importantes aspectos míticos y religiosos, vinculados a la creación, mencionados en los Chilam Balam, lo que podría ser de gran ayuda para comprender mejor el sitio de Aké y la civilización maya, en términos generales, concluyó.

Arqueología