• Pondera Jorge Esma Bazán la cultura y el arte como alternativas de cohesión nacional Por María del Carmen Varela. Enviado

Mérida, 20 Oct (Notimex).- Con un llamado a justipreciar el papel de la Cultura en el desarrollo de la sociedad, no sólo como “elemento fundacional de nuestra identidad, sino como factor decisivo de su desarrollo económico”, arrancó aquí la sexta edición de Festival Internacional de la Cultura Maya (FIC Maya).

La fiesta inició poco antes de las 18:00 horas en el Teatro Peón Contreras donde una delegación conformada por elementos de la Real Policía Montada de Canadá, País invitado de honor, se apoderó del lobby para dar la bienvenida a la concurrencia.

Gaitas y tambores se fusionaron con el incienso, los tocados de majestuoso plumaje y el sonido de los caracoles prehispánicos; en un vistoso despliegue de etnicismo.

Dentro, luego de un número musical con la delegación canadiense y una exhibición de los Sbandieratori italianos, vino el mensaje de bienvenida que se ofrece en español y en maya.

Vino entonces Jorge Esma Bazán, presidente ejecutivo del FIC Maya, quien recordó que frente a la realidad que vivimos, los festivales son una alternativa a la violencia y la inseguridad, porque le apuestan a la conciencia de la solidaridad y a la cultura de la paz.

Representan, además, capacidad de convocatoria y confluencia de voluntades para tender puentes y reconocernos en los demás.

La cultura, sostuvo, es la mayor consejera para conciliarnos y reconciliarnos porque es y seguirá siendo eje vinculador de una nación; un camino para fortalecer la investigación y la ciencia, una alternativa de cohesión nacional.

La cultura, sostuvo, no es un privilegio sino un derecho social, así como el arte no es naturaleza sino expresión suprema de la voluntad humana. La cultura no es propiedad de nadie, es nuestra esencia, es la que nos hace ser todos los días, porque al final seremos recordados por los aportes que hagamos a nuestra cultura, expresó.

También hablaron el embajador de Canadá en México, quien subrayó el excelente momento por el que pasan las relaciones bilaterales entre ambos países, y la pertinencia de la participación canadiense en el FIC Maya, en el marco de los 150 años de la confederación canadiense.

Saúl Juárez, subsecretario de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura federal, en representación de la titular María Cristina García Cepeda, se refirió, entre otras cosas, al poder sanador del arte, y a la capacidad que tiene el país para pese a las recientes adversidades mantenerse de pie.

El gobernador del estado, Rolando Zapata Bello, elogió por su parte la participación de la Ciudad de México como entidad invitada, y envió un saludo fraterno a sus autoridades, por el esfuerzo de cumplir no obstante la reciente tragedia ocasionada por el sismo de hace un mes.

Antes, Esma había convocado a un minuto de silencio que contrastó con el griterío que después, desde afuera del teatro, se dejó escuchar con las primeras notas del desfile inaugural, donde la belleza de la mujer maya se hizo presente, al igual que el arte de los invitados.

Por la calle principal que va a la Plaza Mayor desfilaron canadienses e italianos, deslumbrando los primeros con su música, los segundos con su habilidad para arrojar y atrapar al vuelo sus vistosas banderas; también hombres y mujeres a la usanza de los aborígenes mayas, carros antiguos y guapas yucatecas.

Mientras en la plaza, el concierto de gala lo llevó la Orquesta Filarmónica Juvenil Armando Zayas de la Ciudad de México, que puso el ambiente a ritmo de mambo y otros ritmos caribeños que gozó la concurrencia.

Aunque el sitio no lució abarrotado como el año pasado que abrió la italo mexicana Filippa Giordano, el ambiente fue festivo, lleno de sabor latino, gracias a la espléndida ejecución de la filarmónica que sumó su talento al del pianista Héctor Infanzón y la orquesta Los Reyes del Mambo, continuadora oficial de la tradición de Dámaso Pérez Prado (1917-1989), a quien se rindió homenaje en el centenario de su natalicio.

Suite rumbera, La chula linda, Mambo sax y el popurrí que hiciera famoso al llamado cara de foca, fueron algunos de los temas que se pudieron escuchar, además de los clásicos Qué rico mambo, Quiero Mambo y Mambo del Politécnico.

NTX/MCV

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