Mérida, 17 Jul. (ntmx).- Danzas que huelen a maíz, que copian el oleaje suave del mar o el vuelo activo del águila, se hicieron presentes durante la inauguración del X Festival Folklórico Nacional de Provincia a Provincia.Con estampas desde Yucatán hasta Tamaulipas inició este encuentro que concluye el 20 de julio, en el que Baja California Sur, Estado de México, Tabasco y Yucatán unieron esfuerzos para rescatar, conservar y difundir la danza como un factor de unidad nacional.

Encabezado por el creador de ese encuentro, Wilfredo Pool Ojeda, abrió con la participación del ballet Raíces de Yucatán, cuyo director, Adrián Cerda, recibió la medalla “Alfredo Cortés Aguilar” en un reconocimiento por hacer que el maíz profundice sus raíces en el gran mosaico de las culturas de la nación.El eco de las jaranas al ritmo de tres cuartos y seis octavos abrió la velada musical, mostrando en todo su esplendor la mezcla de ritmos que componen esta disciplina musical, sonecillos mayas, ritmos europeos y la cadencia de la música cubana que también la convierten en danzón y bolero.El romanticismo mestizo de Yucatán se hizo presente cuando se escuchó la melodía “Flor de azahar”, y luego el vigor de los jaraneros con su tradicional melodía de suertes con los pies, con “Timbalero” y “China chinita”, jaranas que aun conocidas, son muy poco utilizadas durante los repertorios dancísticos mayas.Este ballet de hombres y mujeres mayas también dio muestra de sus habilidades al ofrecer una estampa norteña y una boda muy al estilo de Nuevo León, así como la esencia de Tabasco y su edén, ese que huele a cacao molido y cuyas mujeres saben bailar sobre el agua.Ello, seguido de una estampa que corresponde a Tamaulipas, que con el eco de “El mil amores”, hizo bailar a los presentes desde las butacas del teatro Peón Contreras.Veracruz se hizo presente con sus mujeres, cuya candencia en el vestido y en el andar, simulaban olas marinas que rinden tributo al romanticismo, a las palmeras y a la luna, sin dejar de honrar a su propia Virgen Morena.También el aleteo de las mariposas estuvo presente en la estampa de Michoacán, cuyas mujeres vestidas con los colores de la monarca aleteaban al viento, mientras que sus pies hacían maromas como si se alzaran por encima del escenario, en movimientos lentos que invitaban a la armonía y la paz interior.Por último, llegó el momento de recordar la emblemática estampa jalisciense, con sus charros y mujeres con el águila en su vestimenta, cuyo zapateo simulaba la fuerza de esta ave cuando sujeta la raíz misma de su esencia.Durante más de 120 minutos, cientos de espectadores fueron uno solo en un abanico de emociones musicales y dancísticas que recuerdan que a pesar de la diversidad cultural y geográfica México es uno, y le danza lo mismo a la alegría, tristeza y naturaleza, como también a la búsqueda continua de sus raíces a las que siempre hará honor.NTX/JMC/AGO

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