Mérida, 18 Jul. (ntmx).- Danzas que reflejan la migración del hombre que siembra y cosecha caña, que arrea el ganado y contempla el ocaso en la costa, son reflejo de folclor sudbajacaliforniano que hoy se hizo presente en el décimo Festival Folclórico Nacional.

El vals y la mazurca, junto con el chotis y la redova con ciertos acordes afrancesados, conquistaron a un público expectante por conocer la que es, tal vez, la esencia folclórica más joven de México, cuya difusión inició apenas hace 50 años.En el marco de la segunda jornada del festival “De provincia a provincia”, la dirección de Carlos Amílcar Medina Castillón, al frente del Ballet Folclórico Nimbé del SNTE Sección III La Paz, cumplió el objetivo de llevar de una península a otra, parte de la querencia local por la danza y la música.Estampas que muestran el esfuerzo del hombre y de la mujer acostumbrados al trabajo tenaz y azaroso, son al mismo tiempo una búsqueda en el zapateo de demostrar que tienen una esencia propia, muy distinta a las de sus hermanos del norte.Los trajes típicos distan mucho del estilismo de otras partes del país, incluso del propio Yucatán, sin muchos adornos, de telas propias de las épocas en las que las fiestas en las rancherías y la costa se dejan abrazar por los rayos solares.Pese a esa incesante búsqueda de una identidad propia, el zapateo y los movimientos, por momentos hasta bruscos de los ejecutantes, son también el reflejo de un pueblo conformado en su mayoría por migrantes.Bailes que saben a la flora y fauna de esta tierra peninsular, de gente que cría ganado y cultiva la caña de azúcar, que como en el resto del país, es folclor que sabe a trabajo, al amanecer y al anochecer.NTX/JMC/AGS/VGT

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