Altares de fieles difuntos son concebidos como espacios sagrados
Mérida, 1 Nov (Notimex).- Los altares de fieles difuntos, como se les conoce en las poblaciones rurales de Yucatán, y a los que también se les denomina de Hanal Pixán, son concebidos como espacios sagrados que tienen la representatividad de los ancestros.
Aunque el culto a los difuntos en la cultura maya se practicaba desde tiempos remotos, la incorporación de elementos españoles, motivaron a cambios en su práctica, como su celebración los días 31 de octubre, así como 1 y 2 de noviembre, además de convertirlo en sinónimo de comunión entre vivos y muertos a espacio de sacralidad.
El investigador de la Universidad de Oriente, instituto indígena de Yucatán, Lázaro Hilario Tuz Chi, destacó que los altares de finados, como se llama en las poblaciones mayas, son “una alta tradicional, espacios sagrados en los que tienen la representatividad de los ancestros”.
Cuando colocas una cruz o una imagen religiosa, eso ya es cristiano, pero los elementos que acompañan a esa imagen que son velas, flores, ofrendas de comida, de dulces, tiene una connotación más prehispánica que colonial.
El también docente maya explicó que las celebraciones de fieles difuntos o de muertos, como algunos los denominan, son una muestra de sincretismo religioso de dos culturas, por ello, en los altares “cada objeto colocado ahí tiene su signo”.
En entrevista para Notimex, detalló que por ejemplo, “la cruz o la imagen de un santo en el altar está representando el centro y el origen de las cosas, es el principio y el final, pero lo que está alrededor que es la ofrenda, es la representatividad del universo mismo”.
Los olores, colores y sabores que van implícitos en ellos son lo que van a recoger los ancestros para llevarse, se van a llevar la gracia, la energía de los alimentos.
Para los mayas, indicó, cada cosa tiene su sentido porque cuando viene el ancestro a departir con la gente, con sus familiares está esperando que sea recibido como debe ser y cuando no tienen a nadie es cuando empieza a vagar por todos lados, es el ánima sola.
Toda persona de buen corazón puede ofrendar en la puerta de su casa, en la albarrada, una jícara de atole para que esa ánima sola, que se ha quedado sin parientes, lo reciba, añadió.
La mesa o altar “en sí representa el espacio sagrado por excelencia. Cuidadito y agarres algo de ahí, todos saben que se coloca el alimento ahí y hay una representación de los ancestros, pero como son santos, son sagrados, cuidado que le agarrares una fruta antes de que le recen porque te va a dar diarrea”.
“Todos esos detalles cuando caen en el pensamiento de los mayas, prácticamente se procura una continuidad, un entendimiento en relación a eso y se respeta, finalmente lo que se busca es crear un espacio de respeto al ancestro, y la mesa funciona como un elemento de cohesión, de reforzamiento de una identidad”, enfatizó.
Tuz Chi recordó que en el pensamiento maya no existe el final “no hay nada de eso, es el paso a otro nivel, a otros estilo o forma de existencia, porque cuando una persona muere su yol, su alma sale y se impregna en la naturaleza, es lo que va a alimentar a los árboles, a todo lo que hay alrededor, al aire mismo”.
En el pensamiento maya, aclaró, se habla de dos conceptos: del pixán y del yol. El yol es el alma, es la energía del cuerpo y el pixán, es el pensamiento, es la razón del hombre, no es el espíritu como lo conocemos en el pensamiento occidental.
El pixán es la razón, en maya dicen es la sabiduría que dejó aquí, a ti, a todos los que lo conocieron y ese es el recuerdo de la memoria. El recuerdo de este hombre cabe en la memoria de los demás y esa memoria que tenemos de él ese realmente es el espíritu. En el pensamiento maya el hombre es razón y energía.
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