Por Roberto Noguez Noguez. Enviado El Cuyo, Yuc., 2 Oct (Notimex).- La gente procura el silencio y se abre paso entre los matorrales y el zumbido de los insectos hacia las aguas saladas de la reserva "Ría Lagartos", donde miles de flamencos han anidado meses atrás, para dar paso a una nueva generación de una especie paraguas, que permite resguardar a cientos de animales más, dentro de los manglares de la Península de Yucatán.

Son las cuatro de la madrugada y la luna apenas permite atisbar los pasos de las decenas de voluntarios que han llegado desde El Cuyo, con el objetivo de ver anillar a alrededor de 600 polluelos de entre 75 y 80 días de edad, ayudar a su conservación, además de investigar su comportamiento y su flujo migratorio.

En el horizonte, la penumbra enmarcar el paisaje, las estrellas se funden en el negro confín de los manglares, y en el cielo el brillo de las estrellas se entrelaza con el débil haz de luz del faro que alerta a los barcos del riesgo de naufragio, mientras que el lejano graznido de los flamencos hace coro al chapoteo de las personas adentrándose en las aguas del manglar.

Lentamente y en silencio, las dos vayas humanas van tomando sus posiciones para formar un embudo que guíe a los flamencos jóvenes en medio de la oscuridad. Son acarreados por Alex Dzib y un grupo de especialistas hacia el corral construido exprofeso días atrás para hacer la selección.

Dzib cuenta que este proceso requiere muchos cuidados para no poner nerviosa a la parvada de polluelos y a las nodrizas que cuidan de ellos, donde cualquier luz o sonido desconcertante podría poner en riesgo la operación de anillamiento, de ahí que sea un proceso cerrado a voluntarios que son previamente capacitados para hacer el trabajo.

Así que entre sombras y el rumor de los aleteos, poco a poco el cerco humano empieza a llenar el redil que albergará a las aves para ser medidas, pesadas, anilladas, revisar su estado de salud y ser liberadas, lo que permitirá su rastreo a lo largo de los 300 kilómetros de habitad que comparten en esta península y en otras regiones del caribe.

Cuando el alba comienza a sustituir los tonos cárdenos del cielo por aquellos rojizos del amanecer, el equipo de Alex Dzib y los voluntarios se tornan alrededor del corral, el cual tiene a su alrededor un pasillo donde se van introduciendo grupos de flamencos y una persona experta los conduce a una de las ocho estaciones de anillado.

Inmediatamente se les vendan los ojos a las aves para evitar que entren en pánico, cada una es pesada y medida de las alas, patas y cuello, después se le ponen dos anillos, uno metálico con datos de contacto de la Fundación, teléfono y página web a la que se puede reportar una ave muerta, y otro plástico con una serie de cuatro letras.

Bárbara Hernández, presidenta de la Fundación Pedro y Elena Hernández, señaló a Notimex que apoyan este proyecto desde hace 16 años, cuando el flamenco era una especie que en ese momento se encontraba amenazada, sumando a las comunidades aledañas a su protección e incorporarla a su actividad económica.

La fundación hace el anillamiento, nos quedamos aquí todo el año, hacemos estudios hidrológicos para saber las condiciones del río, que no esté demasiado contaminado. Es un detonador de la economía del lugar, se está haciendo turismo de muy bajo impacto, artesanías con el flamenco, destacó.

A su vez, el director regional de la Península de Yucatán y Caribe Mexicano de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), Ricardo Gómez Lozano, expuso que la reserva "Ría Lagartos" es un punto prioritario para el manejo y la conservación, no solamente del flamenco, sino de muchas otras especies, por ejemplo, la tortuga marina, cocodrilo, así como un sin número de especies residentes y migratorias.

Y es que, en este se encuentra la colonia de anidamiento más grande del Flamenco Rosado del Caribe, donde durante los meses de junio y julio se concentran alrededor de 15 mil nidos, de los cuales 13 mil logran eclosionar con éxito.

De hecho, se estima que la colonia de flamencos de la península de Yucatán es de alrededor de 70 mil individuos, distribuidos según la temporada en "Ría Lagartos", el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, las Reservas de la Biosfera de Celestún y Los Petenes, así como Bahamas, Cuba, Haití, Colombia, Venezuela, noreste de Brasil, Guyana y Antillas Holandesas.

El control en estas cuatro áreas protegidas nos permite determinar si es necesario cambiar alguna de las condiciones de la calidad del agua o el suelo para poder hacer los nidos, tener toda esta información nos permite saber qué tan viable es la población y qué tan saludable está, resaltó el especialista.

Gómez Lozano indicó que conocer si la población de flamencos está en buen estado de salud, permite saber que las especies que están cobijadas bajo ellas, también están en un buen estado de salud, ya que esta ave es un espécimen que da a conocer cómo está evolucionando el ecosistema en general.

Asimismo, comentó que en últimos dos años, la Comisión y la Fundación ha impulsado a que no solo su personal se capacite para el monitoreo y manejo de la especie, sino que las comunidades sean quienes hagan el monitoreo y sean partícipes directos, para conocer el estado de sus recursos naturales.

De acuerdo con el funcionario, con esta estrategia se cierra el vínculo de la conservación, y el turismo se desarrolla bajo un esquema sustentable, hacerlo bajo ciertas características y condiciones, por lo que es mejor que sea la población local la que esté directamente involucrada.

De 1996 hasta la fecha, alrededor de cinco mil 730 aves han sido anilladas en esta zona, las cuales se han encontrado también en Bahamas, Cuba, Estados Unidos, así como en otras regiones del caribe.

NTX/RNN/EVG  

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